Dios me regaló su presencia

¡Feliz cumpleaños, pastor! Dios me regaló su presencia y desde ese momento todo cambió para mí. Gracias por transmitirme fortaleza, por compartir sus conocimientos, por ser generoso en sus enseñanzas y por esforzarse siempre tanto en llevar la palabra del Señor. Brindemos por otro año más con toda la felicidad posible.