No puedo hacer otra cosa que agradecerle a la vida

¡Muchas felicidades, gemelas! Sois mis tesoros, lo más bonito de mi vida, y lo mejor de todo es que llegasteis al mundo juntas, y en vez de un regalo maravilloso, ¡tuve dos! Puedo decir que alegrasteis cada minuto de mi vida, también que me quitasteis el sueño, pues cuando no lloraba una, lloraba la otra… 

Pero todo valió la pena, y os veo ahora tan crecidas, independientes, dueñas de vuestra propia vida, que me hace enorgullecerme, sentir mi corazón pleno, y no puedo hacer otra cosa que agradecerle a la vida.