Mi dolor cuando falleciste fue indescriptible

Mamá, mi dolor cuando falleciste fue indescriptible, y pasó un tiempo hasta que pude recomponerme, pensar en ti no solo como la persona que ya no estaría más a mi lado y a quien no podría volver a ver, si no también a esa persona que de alguna forma estaría a mi lado.

En este tiempo he podido aprender y darme cuenta de que todo lo que me enseñaste fue un regalo que me hiciste y que llevaré conmigo durante toda mi vida. No hay un solo día en que no piense en ti, pero ahora lo hago de una manera diferente, dentro de la tristeza de no tenerte, consigo encontrar la alegría de lo que me diste.

Hoy es un día importante, en el que llegan miles de recuerdos, y no podía pasarlo sin decirte, ¡feliz cumpleaños, mamá!